Guía para padres y jóvenes sobre ciberacoso, con consejos para poner fin (o evitar) al círculo vicioso de la agresión.
Sea consciente de que tiene suerte si su hijo le pide ayuda. La mayoría de los jóvenes no le cuentan a sus padres que están siendo acosados, en línea o en la vida real. Así que si su hijo está perdiendo el sueño o no quiere ir al colegio o parece agitado cuando se encuentra delante del ordenador o el móvil, pregúntele por qué, de la forma más serena y abierta posible. No dude en preguntar si tiene algo que ver con un comportamiento ofensivo o problemas sociales. Pero incluso si ese es el caso, no asuma que se trata de acoso. No lo sabrá hasta que no conozca toda la historia, empezando por la perspectiva de su hijo.
Colabore con su hijo. Hay dos razones por las que querrá que su hijo se mantenga involucrado. El acoso y el ciberacoso generalmente implican una pérdida de dignidad o control sobre una situación social, e involucrar a su hijo en la búsqueda de soluciones le ayudará a recuperarlos. La segunda razón tiene que ver con el contexto. Debido a que el acoso casi siempre está relacionado con la vida escolar y los hijos entienden la situación y el contexto mucho mejor que sus padres, su perspectiva es clave para llegar al fondo de la cuestión y buscar una solución. Es posible que necesite hablar privadamente con otras personas, pero si lo hace, informe a su hijo y deje que sepa de qué se ha hablado. Estamos hablando de la vida de su hijo, por lo que su hijo necesita ser parte de la solución.
Responda después de haber reflexionado en ello, no tenga prisa. Lo que los padres no siempre saben es que pueden empeorar las cosas para sus hijos si actúan precipitadamente. Muchos casos de ciberacoso implican la marginación (menosprecio y exclusión) de alguien, acción que, según el acosador, aumenta su poder o estatus. Si usted responde públicamente o si los compañeros de su hijo descubren incluso una discreta reunión con las autoridades escolares, la marginación puede empeorar, razón por la cual toda respuesta tiene que estar muy bien pensada.
Es necesaria más de una perspectiva. Lo más probable es que lo que le cuente su hijo acerca de lo que ha sucedido sea sincero, pero recuerde que la verdad de una persona no necesariamente es la verdad de todo el mundo. Necesitará conocer otros puntos de vista y tener una mente abierta para escuchar nuevas perspectivas. A veces los niños se dejan arrastrar en reacciones en cadena, y a menudo lo que vemos en Internet es tan solo una parte de la historia.
Lo que la víctima considere que más ayuda debe ser escuchado, escuchado de verdad, ya sea por un amigo o un adulto que se preocupe por el niño. Por eso, si su hijo le pide ayuda, es muy importante responder después de reflexionar e implicarles. Muchas veces con el solo hecho de ser respetuosamente escuchado, un adolescente ya se encuentra mucho mejor y en el camino hacia la curación.
El objetivo final es restaurar la dignidad y aumentar la capacidad de resistencia en su hijo. Esto, y no el hecho de que alguien sea castigado, es el mejor enfoque para resolver el problema y para ayudar a su hijo a estar bien. Lo que más necesita su hijo es recobrar un sentido de la dignidad. A veces esto implica enfrentarse al acosador, y a veces no. Juntos, usted y su hijo pueden encontrar una solución.
Un resultado positivo en el que muchas veces ni pensamos (ni escuchamos en las noticias) es la capacidad de resistencia. Sabemos que la raza humana nunca podrá erradicar por completo la maldad o la crueldad, y también sabemos que el acoso no es, como se decía en generaciones pasadas, “normal” o un rito de paso. Tenemos que seguir trabajando para erradicarlo. Pero cuando sucede y lo superamos; crece nuestra capacidad de resistencia. Esto no es algo que pueda “descargarse” o enseñarse. La desarrollamos a través de la exposición a situaciones difíciles y buscando la manera de lidiar con ellas. Así que a veces es importante darles espacio para hacerlo, haciéndoles saber que tienen todo nuestro apoyo.